domingo, 30 de noviembre de 2008

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Esta es la historia de un juego que empezo entre amigos. Aqui en barcelona nos reunimos un grupo de jugadores para probar todo tipo de juegos de rol D&D, Vampiro, L5A etc... Y con el tiempo decidi...¿Porque no creo yo un juego de rol?

Dicho y hecho, este es un juego d20 creado sin ningun animo de lucro, excepto el divertirme con mis amigos usando una ambientacion actual al estilo Vampiro, y metiendo cosas de muchos sitios para asi crear un juego divertido que he ido completando mas y mas, a medida que avanzaban las partidas.

Despues de estar mastereando unos 7 meses de este juego, he decidido colgarlo en la web, por si algun DM le apetece probarlo con su grupo de amigos, o alguien cercano le apetece venir a probarlo ^^

Para los roleros mas lejanos haceos vuestros pjs y rolead con nosotros via chat ^_^. Para cualquier cosa contactar conmigo fox_forever_7@hotmail.com

Sistema de creacion de pj online:
-Eliges un nombre xD
-Elige un clan... algo mas dificil porque ahi muchos...
- Y por ultimo la edad de tu personaje...
- Y pon un comentario con esos datos en este post ;)

Eso es lo basico, luego puedes personalizarlo todo lo que quieras: añadir la historia, descripcion fisica... imagen suya etc etc...


Aqui teneis este post para comentar todo aquello que os apetezca.

Misery




Nombre: Padre Miseri Valcrist
Categoria: Sacerdote
Edad: 25 años
Nivel: 9

Daigotsu






Nombre: Daigotsu Togashi
Categoria: Ronin/Vengador/Demonio
Edad: 24 años
Nivel: 6


Mi Masamune se deslizaba sobre las entrañas de ese ser inferior, esa cosa que algunos llaman humanos.
Mientras brotaba la sangre de su boca y de su herida abierta intentaba recogerse las entrañas…..
Anduve por tierras imperecederas junto a demonios , me enseñaron el verdadero camino ..la perfección ,un ser sin miedos, sin amor, sin sentimientos, un ser cuyo único objetivo es alcanzar el poder absoluto y la destrucción de la falsa vida q envuelve q los seres inferiores de Migdar,.
Criaturas inferiores obsérveme, pues ha llegado vuestro mesías, vuestro camino es seguirme hacia vuestra salvación, destruir a aquellos que se interpongan y aplastar las falsas creencias de una torre hueca y vacía.
Yo q de las entrañas de la tierra surjo, yo dictador de quien debe morir y de quien debe vivir, yo, que soy el elijo para guiaros en el nombre de la verdad, yo que cambiare vuestra vida para siempre…….seguid pues el fin esta cerca y yo puedo libraros de la muerte.





Shugo




Nombre: Shugo
Categoria: Drakai/Vengador
Edad: 26 años
Nivel: 6




Apariencia: Shugo es un hombre alto y fuerte, de piel morena y cabello castaño. Mantiene un ojo siempre cerrado, y el otro muestra un profundo tono canela, perdido, que se torna blanco completamente cuando pierde el control de sí mismo. Casi siempre vistiendo su anticuada armadura de placas, se mueve sin abandonar nunca una distante seriedad, observando cada persona con que se cruza, cada rincón en cada calle, llevando a la mínima una mano a la absurdamente grande espada que lleva a la espalda, sujeta simplemente por la empuñadura a una correa, pues es demasiado voluminosa para una vaina. Una curiosa cicatriz en forma de 8 octogonal se deja ver en su cuello, una cicatriz que siempre parece reciente, y algo en el hombre resulta inquietante, incómodo, como si pudiera presentirse que no es avatar de buenos presagios.




Se abre la vieja puerta de roble de la posada, provocándose una corriente que amenaza con airear el viciado y cargado ambiente del antro. Una amenaza vana, como lo son la mayoría de ellas... Pero la figura de joven hombre cruza el umbral, dirigiéndose a paso cansado hacia la barra, sin mirar a nadie.

Debe rondar la veintena, y la piel que cubre sus trabajados músculos ya aparece salpicada de multitud de cicatrices allí donde la coraza no esconde. Se echa atrás la capucha de la capa, o los restos de ésta, pues aparece destrozada por agujeros de flecha y bala, y descubre así su rostro de piel morena y un ojo canela, el otro permanentemente cerrado, y cabello castaño, corto y de punta, de forma práctica. Con un suspiro, se arranca de la espalda los harapos que fueran su capa de viaje, y la echa a un rincón, sin complejos, ajustando luego la correa de la vaina que mantiene a su espalda un enorme mandoble.

Con voz cansada y áspera pide una cerveza, sin mirar al amo de la venta, mientras ahora sí, observa los parroquianos; los viejos borrachos incorregibles de siempre, unos cuantos extranjeros que no conoce, y una pequeña compañía bandolera al completo, pasándolo bien con un par de putas. Vuelve a dar la espalda al resto del local, girándose en su taburete hacia la barra y cogiendo su jarra de cerveza, para apurarla de un largo trago y dejarla en la mesa con un golpe seco, pidiendo otra sin palabras. Ningún extraño encapuchado, ninguna sombra acechando en rincones oscuros...
Un sorprendido gruñido escapa a sus labios cuando el penetrante dolor en su cuello vuelve a hacerse notar, latiendo en sordas pulsaciones, haciendo sangrar de nuevo el estigma. La luz de las antorchas parece apagarse a su vista, sumiendo rápidamente el local en amenazantes sombras, y el aire empieza a hervir de bajos e ininteligibles susurros, coreados por un millar de balbuceantes y gemebundas voces a la vez. El humo de los cigarrillos se deforma en manos, en caras torturadas y retorcidas que se alargan hacia él clamando por la carne que es suya...

Demonios, tampoco hoy habrá descanso, están cerca... Se levanta con pesadez y, sin dar ningún tipo de explicación al sorprendido camarero, marcha tal cual vino. Al menos con el último trabajo ha conseguido unas cuantas monedas...

Shugo no tiene apellidos. No tiene familia, ni hogar. Ni siquiera tiene un oficio. Pero tiene una espada, y brazos fuertes, y no necesita mas. Fue recogido en un pequeño campamento harapiento en un punto de los suburbios que ya nadie recuerda, uno de los últimos reductos de forajidos drakai. Recogido de los brazos de su madre muerta, mientras el refugio entero ardía. Nadie entendía por qué Jana salió de la choza sin oro ni joyas, con un crío recién nacido por todo botín. Cosas de mujeres... Al fin y al cabo las malas lenguas en la cuadrilla decían que la mujer era estéril, y siendo la pareja de Duncan, el líder, tampoco se le podía decir nada. A decir verdad, tampoco habrian tenido el valor de echarle nada en cara aunque no fuese la compañera del capitán, pues era bien sabido que pocos había en el grupo capaces de vencerla... Pero las excusas hacen felices a las personas. Al menos por un tiempo.

Y así, la cuadrilla de los Gargantas, un grupillo de asaltantes con cierto renombre por la zona, gozó de la incorporación de su miembro mas joven. A Jana no le costó nada ponerle un nombre, y a pesar de ser una mujer dura y fría, trataba al chiquillo con el amor de una madre, que creció entre canallas y bandidos de poca monta, bajo la tutela de un padrastro que poco o nada tenía que enseñarle, mas allá del arte de matar. Pero Duncan no era un hombre amable. Él nunca habia querido un hijo, y siempre le echó en cara a Jana el haber andado recogiendo cagapañales. Pero, aunque a regañadientes, aceptó al nuevo miembro de su familia.

Mas, una vida de bandolero no deja lugar para personas débiles, y Duncan no estaba dispuesto a mantener una boca inútil. Desde bien temprana edad, sometía a su hijastro a agotadores y en muchas ocasiones abusivos, entrenamientos. Trabajaba su cuerpo antes de que creciera siquiera, endurecía su mente antes de que despertara... Descargaba sus frustraciones. Y a pesar de todo, el chiquillo, por alguna extraña razón, no sentía mas que devoción por su padrastro, a pesar de saber bien que no era su padre real, pues nunca le escondieron sus orígenes. Se entregaba en cuerpo y alma al adiestramiento, practicaba día y noche por su cuenta y, en un intento de fortalecerse a marchas forzadas, usaba siempre una espada mas alta que él, que apenas podía mover.

Entre insultos, saqueos y golpes fue creciendo, agarrado a su espada, con unas manos que, desde que tenía uso de razón, habian olido a hierro y sangre, unas manos ásperas por los callos... Y se hizo fuerte. Muy fuerte, de hecho, mas de lo que la mayoría esperaban. Ya con catorce años, cabalgaba siempre en la vanguardia de los ataques, enarbolando el gran mandoble con soltura ya, siempre en su intento de complacer a Duncan. Pero llegó un momento en que la enfermedad hizo presa en Jana, y los diablos de la tuberculosis se la llevaron al averno. Duncan se afectó mucho, y por alguna retorcida razón, culpaba a su hijastro de la pérdida de su mujer. Los saqueos exitosos ya no contaban, las batallas vencidas no eran suficientes... Le mandó incluso, en varias ocasiones, a batallas perdidas, sabiendo que sacrificaba a muchos hombres suyos con tal de matar al muchacho. Y por alguna razón, el chico siempre volvía. Cubierto de heridas, pero con esa expresión de perro abandonado en sus ojos marrones...

Una noche, las pesadillas de Duncan fueron más de lo que su quebrantada cordura pudo soportar, y se descubrió entrando en la tienda de su hijastro puñal en mano. El chico se despertó, sin dar crédito a lo que veía, y salió corriendo de la tienda, cogiendo la espada como pudo, esquivando con mayor o menor éxito las puñaladas que su padrastro lanzaba. Le persiguió hasta uno de los muchos vertederos que ese páramo sin techo que los suburbios son, mas allá de las hogueras del campamento, y se lanzó de frente con una estocada que no estaba a tiempo de evitar... Alza su acero para cubrirse, rechaza la daga, y el muchacho con los ojos cubiertos de lágrimas y las piernas temblando, da un traspié... Y Duncan observa su pecho, atravesado por cinco pies de metal... Señala en silencio, sin conseguir que su boca escupa mas que borbotones de oscura sangre... señala y acusa con unos ojos que rebosan rencor... acusa... y muere. Como mueren las mudas palabras en sus boca negra... Como muere la maldición en sus grises ojos... Como morimos todos algún dia.

Shugo huyó de allí, como no podía ser de otra forma. Huyó con las manos vacías, y una espada a la espalda. Una espada muy pesada... Pero las tierras olvidadas bajo Midgar son muy grandes, y la estupidez de los humanos es mayor aún. Nunca faltarian batallas en las que sangrar, ni grupos de mercenarios a los que unirse. Así que durante años, vagó de un lado a otro, haciendo lo único que sabia hacer, vendiendo su espada a unos y otros, viajando de un lado a otro, sin rumbo ni objetivo. Hasta que un día, tropezó con una banda distinta. No era mucho mas grande que la mayoría, pero llevaban un buen tiempo haciéndose un renombre considerable en el reino.

Se decía que no perdían una batalla, y que su líder era tan hábil con la espada como hábil con la estrategias... Isdel era su nombre, un plebello sin nada, el líder de los Grifos Blancos. Un pordiosero que no tenía nada, pero lo quería todo... Queria poder, un clan... un sector en la superficie. Impresionado por el aparentemente absurdo sueño, Shugo se quedó con ellos mas tiempo de lo que acostumbraba a quedarse con nadie, mientras el casi ejército de Isdel crecía día tras día con los hombres que, embriagados por el sueño de su líder, luchaban cada vez por gente mas influyente y rica.

Con la banda de los Grifos pasó varios años, y llegó a admirar profundamente a aquel extraño hombre que era su líder, un don nadie que daba contínuamente la sensación de estar fuera de lugar entre plebeyos.

Pero los sueños no eran para él, y terminó por abandonarlos también a ellos. Sin despedirse, sin decir nada, como hacía siempre, una noche marchó, sin mas. Buscando de forma inconsciente su propio camino, su propia meta... Un sueño que moldeaba siempre con su espada. Había visto muchas cosas en su vida, y ninguna era bonita. Vivió la guerra en primera persona, vivió muchas guerras, incluso combatió para otras razas... Pero siempre era lo mismo. Cuando alguien ve tanto, cuando conoce tan bien a las personas... Es inevitable decepcionarse. El ser humano no tiene nada de bello, y eso es algo que aceptó con resignación desde muy temprano. Así que solo le quedaba su espada, solo la lucha, solo matar... Porque él no era mejor que los demás. Con su acero, se relacionaba con el mundo, chocaba contra la realidad cada vez que su arma chocaba con otra... Y al menos las chispas de ese fugaz momento... Las chispas que saltaban con cada impacto... Daban luz... y calor... El suficiente para seguir, aunque apenas pudiesen verse. Con cada golpe expresaba sus sentimientos, con cada lucha liberaba su resignada frustración... Con cada entrenamiento se hacía mas fuerte...

Así, buscando las chispas de la lucha, tomó una vez mas los caminos. Era solo cuestión de tiempo que volviera a encontrarse con los Grifos, y que de nuevo se uniese a ellos, aunque gran parte de ello la tuviera la segunda al mando tras Isdel, la joven Dev, a la que nunca había podido olvidar del todo. Pasaron raudos los meses ahora en compañía de la que le habia estado esperando todo este tiempo, aquella de la que hizo ahora su razón para luchar.

Pero algo salió mal. Quizás Isdel hubiese estado engañándolos a todos desde el principio, quizás solo hubiese sido manipulado... pero cuando debian marchar todos a su siguiente objetivo, el príncipe de los desheredados condujo a los suyos a un viejo cementerio de trenes... segundos antes de que el mundo entero cambiara, al menos para ellos. El perennemente negro cielo de metal se tornó de rojo sangre, los escombros del suelo dieron paso a un tapiz de almas en pena, y un Sol negro y perverso reinó sobre el impío reino que se alzaba desde saben los antiguos dioses donde.

Los Cuatro aparecieron entonces. Cuatro extraños seres, gigantescos y a todas luces todopoderosos, caminando entre un ejército de horrores que se arrastraban y babeaban anticipando el festín. Cuatro demonios poderosos como nunca ninguno de los allí presentes pudo imaginar, que se presentaron ante los insignificantes humanos con el regocijo del que no tiene nada que temer en este mundo. La Mano de Dios, los Heraldos del Auténtico. Sirvientes verdaderos del único y todopoderoso Dios en las alturas. Generales que requerian un quinto dedo para completar la mano, un quinto dedo que habia de pagarse en sangre...

Isdel se comportaba como si siempre hubiese sabido que aquello iba a pasar, pero nunca se hubiese permitido creerlo. Se limitaba a observar con ojos desencajados y una sonrisa demente en el rostro mientras los suyos eran marcados con el estigma. El estigma que oscurecía sus pieles y marcaba a los desgraciados como propiedad del otro mundo... Carne para los hambrientos diablos, almas para las almas en pena. Se limitaba a observar mientras sus soldados eran devorados sin piedad alguna en aquel macabro y surreal baño de sangre bajo la funesta luz del Sol Eclipsado. El ritual se desarrollaba, los Grifos caían presas del sacrificio que convertía a su antiguo señor, en Señor de mucho más, el ritual que daba una nueva vida al plebeyo, que le hacía renacer como el último miembro de La Mano...

Para cuando Isdel alzó su ahora negra y quitinosa cabeza, no quedaban humanos vivos. Casi. De alguna forma, dos luchaban aún con sus últimas fuerzas contra la pesadillesca hueste hambrienta. Shugo y Dev, espalda con espalda, jadeantes y desesperados en aquella profana dimensión llena de horrores sobrevivían aún de alguna forma, con docenas de heridas abiertas cada uno de ellos, luchando ya solo por instinto de supervivencia, de protección. Una escena preciosa a su manera, muerte, amor, ira y miedo. Sangre. Una escena inadmisible de todas formas, la primera víctima del renacido Oscuro había de ser tomada. Nada pudieron frente al que fuera amigo. Nada pudo hacer Shugo cuando, sujetado por dos pares de mandíbulas, tuerto y enloquecido, tuvo que ver como Dev era atacada. Era violada, una y otra vez, de todas las formas posibles. Y finalmente, era muerta. Todo lo vió, con absoluta claridad, por entre la sangre que resbalaba por su frente, atravesada su carne por firmes estacas de marfil. Todo lo vió, y lo volvería a ver cada noche desde entonces.

Algo debió fallar en aquel momento, algo ocurrió que La Mano no esperaba, pero en el mismo momento en que Dev moría, el Eclipse terminó. Los demonios desaparecieron, las aberraciones marcharon, y él quedó allí, tendido en el lecho de su propia sangre en un rincón olvidado de los suburbios. Fue quizás un pago por el infierno sufrido que un viejo vagabundo le encontrara allí, y le recogiera. Una nimia compensación, tan pequeña como ridícula. Una agria oportunidad de vivir, de vengar.

El viejo habló, y extrañamente, no parecía saber poco. Le habló del estigma que había oscurecido su piel y su cabello, La Marca de los Condenados, que le identificaba como propiedad de las almas corruptas, como alimento de diablos y espectros sin descanso. La Marca que le haría vivir a partir de ahora en el umbral entre el mundo de los vivos y el de los que no han muerto del todo, la Marca que le desterraba, de forma permanente y sin remedio, a un infierno en la tierra como no los hay tras la muerte. Intentó mostrarle la bendición implícita en su maldición, la posibilidad de contactar ahora con los que no podian descansar, de darles el descanso que merecían. Intentó enseñarle a combatir al submundo, a defenderse de aquellas oleadas de espectros que acudían periódicamente a reclamar lo que reconocían como suyo.

El viejo Vengador intentó mucho con aquel joven de mirada anciana, pero aún cuando este marchó, no estuvo seguro de haber conseguido nada por él. Una descomunal espada de gigante fue el único regalo que su trastornado y demente de ira aprendiz aceptó. Un arma forjada e imbuida expresamente para él, un arma que sólo el odio podria mover, que solo la venganza podria blandir. Aunque, aún y así... la venganza no es mas que la mas pura forma de justicia...


Personajes Muertos

Adratus "Punisher" -Vengador-
Bel Triabel -Demonio-
Portia Giovanni -Vodacce-
Lucita de Aragon -Vampiro-
Ardemir Carter -Demonio-
Lucius Corvinus -Fenris-
Rammstein Schindler -Kriegericht-
"Trigger" Hanna Smeison -Tahures Negros-
Page Clifton -Demonio-
Alex Wolf "Doggy" -Fenris-
Ohrim Samita -Ashrim-
Krauss Krishner -Kriegericht-
Lucius Raven -Fenris-
Radagast Samita -Ishtar-
Izan Mccloud -Ashrim-
May Shin -Vampiro-
Sam Lee "Lucky" -El Cub de los Siete Duendes-
Kate William -Mutante-
Billy Junior -El Club de los Siete Duendes- (Retirado)
Krauser Morgan -Fenris- (Retirado)
Diana "As de Picas" -Asesino-
Sandy y Mandy -Hermanos de Sangre-
Paulus Nathan -Ashrim-
Cris Keigh "Chocolate" -Kriegericht
Sandy Low -Mercenario-
Archer Smith -Sombra-
Alan Smith -Hijos de Azathot-
Hamman Hans Pander -Kriegericht- (Retirado)
William Johanson -Angeles de Arioch-
Helena Giovanni -Vodacce-
Iscariote -Panteras Negras- (Retirado)
Clarisse Witman -Mutante-
Malibu -Fraternidad Royal- (Retirada)
Phoebe -Vampiro- (Retirada)
Kimary Ronso -Mutante- (Retirado)
Order -Tahures Negros- (Retirado)
Karen Williams -Demonio- (Retirada)
Rubi -Matadragones- (Retirada)
Auron Galbrant -Matadragones-
Marly Metter -Sucubo-
Jeff Mathews -Hijos de Azathot-
Zero Strike -Tahures Negros-
Kevin Fox -Hijos de Azathot-
Svetovic -Kriegericht-
Seraph -Triada del Desierto-
Shirou Nakamura -Mutante-
Barraca Jones -Panteras Negras-
Alexander Mckalan -Vengador-
Mery Anne Valcrist -Sacerdotisa-
Sodom -Antitribu-
Ayameri -Mantis-
Vincent Delacroix -Antitribu- (Retirado)
Karin/Velvet -Antitribu- (Retirado)
Aldarion Hojasangrienta -Fenris-
Bishop -Antitribu-
Sergio Carlos Morales Di Sousa -Soul Bound-
Ishimo Kukonlai -Shinigami-

Ishimo


Nombre: Kukonlai Ishimo
Categoria: Shinigami
Edad: 24 años
Nivel: 5 (Muerto)

Wyvern



Nombre: Wyvern
Categoria: Fenris/Greenpeace
Edad: 23 años
Nivel: 1

Hitlerof


Nombre: Hitlerof
Categoria: Kriegericht
Edad: 24 años
Nivel: 4

Ruffy



Nombre: Monkey D. Ruffy
Categoria: Mutante
Edad: 18 años
Nivel: 4

Bishop



Nombre: Bishop
Categoria: Panteras Negras/Sombra
Edad: 21 años
Nivel: 3 (Muerto)

Elishia




Nombre: Elishia
Categoria: Fraternidad Royal / Asesina
Edad: 19 años
Nivel: 1

Aldarion





Nombre: Aldarion Hojargéntea
Categoria: Fenris
Edad: 200 años (20 años aparentes)
Nivel: 2 (Muerto)

Silbidos metálicos contra el viento, cortando la densa brisa nocturna de esta noche helada, en un bosque maldito mucho tiempo atrás por alguien que ya nadie recuerda. Rencores olvidados en la corriente del tiempo, futiles y mundanos, pero cuyas consecuencias sigue padeciendo esta tierra marchita.
Silbidos que se suceden sin descanso, continuados, acompañados por los entrecortados jadeos de una respiración a la que le cuesta ya mantener el ritmo. Las manos guían incansables ambas espadas contra las invisibles sombras del páramo, sombras que no pueden ser cortadas, ni vencidas. Sombras que no están ahí. Pero nada impide que las estocadas y abanicos se enfrenten al viento una y otra vez, en su ululante y arítmico canto de soledad. Pies descalzos que pisan hierba mucho atrás muerta, intentando seguir el ritmo de las manos, saltando, cabriolando para esquivar golpes que nadie mas que él mismo ve.

Al final, un traspié contra una raíz podrida, y el mestizo cae de rodillas sobre la blanda y húmeda tierra, dejando caer los brazos a los lados, las armas reposar en el suelo, la argéntea cascada derramada sobre sus hombros y pecho, sobre su rostro, mientras lucha por llenar con algo de oxígeno los pulmones que le arden en el pecho. Y entonces, una vez mas, como tantas otras noches, la siente, malditamente cerca de él, tan próxima y lejana... Nota con total claridad el fino dedo bajando en sutil caricia por su espalda desnuda, culebreando entre las perlas de sudor que llora su piel, deteniéndose a degustar cada relieve de sus cicatrices, resiguiéndolas como tantas veces hizo... Llega entonces la voz, indudablemente femenina, dura y delicada al tiempo, tan fría como odiosamente hechizante:
- ¿Ya no puedes mas, gatito? – Pregunta con fingida desilusión infantil, y aunque no puede verlo, el mohín en los labios carmesí se dibuja en su mente con exactitud fotográfica.

Los ambarinos ojos de Aldarion siguen fijos al frente, clavados al frente con tensa rigidez, la sombra de la demencia pintada en desenfocados trazos oscuros bajo ellos, en unas macabras ojeras de trastornado. No quiere girarse, no puede hacerlo, no está preparado para lo que vería a su espalda. Nunca lo estará. Sabe perfectamente que no está ahí, que no puede estar ahí... Que se fue mucho tiempo atrás, sin dejar mas que una fría despedida, sin explicación, sin motivo... Sabe que se fue, aunque desde entonces le visite todas las noches. Malditos los fantasmas de aquellos que no han muerto, malditos los ojos que ven, y la mente que recuerda.

El tacto en su espalda deja de sentirse, al tiempo que rojas botas aparecen ante él. No alza la vista, hasta que los finos dedos tiran de su mentón hacia arriba, sin fuerza ni lentitud, dejándole que la contemple gradualmente, extenuado como está, pero no por el ejercicio. Una mujer alta, de porte indudablemente atlético, fino y exuberante en curvas, como sus ajustadas ropas y su escueto chaleco dejan ver. Una larguísima y abundante melena de un vivo rojo cae hasta mas allá de sus caderas, cubriendo con natural y desordenada gracia la frente y cuello de la mujer, apartándose en lo alto de la cabeza para dejar nacer dos cortas astas, que lejos de resultar desagradables, no hacen mas que acentúar ese aura de atrayente peligro que la envuelve. Labios carnosos, curvados en esa media sonrisa amarga suya, ese gesto que nunca llegó a perder. La nariz fina, las cejas levemente fruncidas en su eterno gesto de desafío, y esos intensos y agudos ojos verdes, de fuego y de hielo a la vez, tan fríos como ardientes.

Le obliga a mantener la mirada fija en ella por unos momentos que no quieren pasar, que no distingue entre segundos entre días, y al fin, lentamente, sin soltarle, se agacha hundiendo una rodilla en el suelo con agilidad y elegancia, poniéndose a su altura.
- No es así como luchan los guerreros. No es así como me enseñaste a hacerlo... Te vuelves débil, Aldarion... – Añade en un quedo susurro, sin alzar la voz más de lo necesario para ser apenas escuchada, mientras acerca con deliberada lentitud los labios a los suyos, sin perder por un instante ese frío brillo en los ojos.

Y como siempre, justo en el mismo instante en que el abatido mestizo se abandona a su propia locura, en el mismo momento en que cierra los ojos, dispuesto a entregarse a ese beso que sabe fruto de la demencia, la imagen de Sulya desaparece, su cálida respiración se esfuma, y el cosquilleo de su tacto en la barbilla se deja de sentir lentamente, abandonándole una vez mas, otra noche mas, de tantas, a su amargo devenir.
El pulso se le dispara con violencia, inundando las venas de un torrente de adrenalina que hace crujir audiblemente la musculatura al sobretensarse a su paso. Los labios se arrugan, mostrando los pronunciados colmillos, el cabello se encrespa, las felinas orejas se echan atrás. Pero de alguna forma, lo contiene. Consigue sosegarse de un modo superficial que él mismo no alcanza a comprender, que no se molesta en intentar entender.
- Guárdalo para cuando lo necesites... – Cree escuchar en un lejano eco en su mente, seguido por una baja y cristalina risa...

Se alza lentamente, devolviendo las vainas a sus hojas sin un movimiento de mas, sin un solo gesto, sin emoción alguna en sus inexpresivos ojos de animal perdido, sin escuchar el torbellino de emociones que arde frío en su pecho, y que sabe que siempre estará ya ahí. Vuelve a la hoguera con paso lento, tranquilo en apariencia, mientras alza la vista a la Luna, que brilla llena en el firmamento, presidiendo el oscuro manto en su lento paseo de exhibición, seguida como siempre por sus Lágrimas. El momento se acerca, hay que ponerse en movimiento.

Se agacha frente a la hoguera, recogiendo su negro peto de cuero, y lo sacude antes de ponérselo, antes de cubrir el millar de cicatrices que el mapa de su piel resulta, culebreando al son del juego de luces y sombras que las llamas lanzan sobre el tenso e irregular tapiz. Revisa una vez mas cada puñal, cada estaca, cada vial de agua bendita... Y finalmente se pone en pie. Deja junto al fuego el resto de sus cosas, todo acabará esta noche, no las necesitará ya.

Un salto imposible que le manda a las ramas bajas de un árbol, en las que se balancea con una pirueta para propulsarse a otra, y de ahí saltar a la siguiente, y a otra... No hay tiempo para pasear, ni templanza para ello. Apenas se ha movido la Luna en el cielo cuando consigue llegar a la puerta de fría roca en la pared del territorio mercenario del norte. A su espalda, los humanos yacen muertos, desparramados por el suelo en derredor, sepultados tras la violenta lluvia de tajos que se les vino encima un suspiro atrás. Algunos agonizan aún, gimiendo con su último aliento, buscando irracionalmente una salvación que no tardará en llegar, aunque no como esperan. Aldarion cierra los ojos y musita las palabras arcanas que han de hacer separarse la roca. No las entiende, nunca lo hizo, pero no hace falta ser un genio para recordar una contraseña.

Tantos años tras ellas, tantos años de caza tras esos malditos chupasangres, y al fin aquí está. Ni siquiera quiere recordar la mitad de las cosas por las que ha tenido que pasar, la mitad de las torturas y vejaciones sufridas, la mitad de las cosas que esas zorras le han quitado... Pero ya nada importa, está aquí. No importan las vidas perdidas por el camino, entre ellas la suya propia. No importan los presuntos inocentes que ha tenido que matar... No importa que Sulya se fuera... Se fue por su culpa, seguro... Pero no importa ya... El ritual debe haber empezado ya, y aunque cree haber acabado en el último año con la mayoría de la cripta, sabe que habrán conseguido hacerse con algunos guardias. No hay problema, los recién convertidos siempre son débiles.

Se adentra en los pasillos oscuros, dejando que sus ojos de gato se acostumbren a la penumbra, brillando pulsantes, ambarinos, en la incontenible ira que ya ha empezado a ser liberada... Su fino oído no tarda en captar los ensalmos, y la dirección de la que vienen, sin dejarse engañar por los ecos de la muerta roca. Las antorchas del corredor oscilan de forma apenas perceptible, se escuchan débiles pasos. Saben que está aquí. Los dos hombres no tardan en aparecer corriendo inhumanamente rápido por el mismo, pálidos como la muerte, de negro como la oscuridad que los anima, enarbolando sus armas entre salvajes siseos. Débiles e inexpertos, cinco segundos después sus cuerpos adornan el suelo, sin cabeza y con una estaca en el corazón. Aldarion no se permite un solo gesto de ira, un solo bufido de victoria... El júbilo por tan insignificante victoria no es mas que una pequeña piedra rodando pendiente abajo por la ladera de la montaña de rencor y odio que es su interior.

No hay mas guardias, ni siquiera no muertos menores. Tenian demasiada prisa por terminar el ritual a tiempo, pensaban que no podría encontrarlas, que el último que cazó no las traicionaría antes de morir... Por suerte, esas malditas sanguijuelas se abalanzan entre ellas con tanta avidez como sobre los demás, así que el desgraciado cantó, dijo todo lo que sabía antes de que la estaca atravesara el corazón que nunca debió de volver a latir. Los corazones deberían pararse una única vez... Aunque algunos siguen moviéndose después de muertos... Como él mismo. En el fondo sabe por qué los caza de verdad. Por encima del rencor, aún por encima de la venganza, está esa aborrecible sensación que nunca reconocerá; son iguales que él. Asquerosamente iguales. Por eso los matará, a todos.

La puerta revienta en astillas bajo la fuerza de la patada, desperdigando sus restos por toda la estancia, por entre los pies de las hechiceras envueltas en túnicas que cantan su letanía en círculo. Y en el centro del círculo, Ella. Tersa piel blanca y sin mácula como el más perfecto de los marfiles, oscura cascada de negrísimos cabellos que podrían apagar la luz del mismísimo Sol, y esa figura, ese rostro, demasiado perfectos para ser reales. Cada línea de su rostro exulta esa magnífica soberbia, cada curva de su cuerpo tienta al mas recto de los sacerdotes... Cada gramo de su maldito ser, que pronto desaparecerá... Y por encima de todo, esa sensación prácticamente física, tangible, de poder sin igual, de seguridad sin par... Ireth, la Gran Hechicera Oscura de la cripta, miembro del Consejo de Antiguos. Se mantiene en el centro del círculo, cargando con el peso del hechizo casi al completo. Las vaporosas sedas que apenas cubren su cuerpo se agitan con frenética violencia en todas direcciones a la vez, el poder fluye por ella manteniéndola rígida a medio metro del suelo, en vertical, brillando en tinieblas.

No habrá otra oportunidad como está. No es rival para ella, y probablemente no lo será nunca. No se puede ser rival de un monstruo así, de un portento de tamaño calibre. Pero no puede defenderse, ahora no, y pasarán siglos antes de que consiga otra oportunidad siquiera parecida... No, eso no ocurrirá nunca, de hecho, ha tenido mucha suerte de poder haber encontrado y acabado con los demás justo antes de esto, y cada uno de ellos estuvo muy cerca de matarle. A su lado, no son mas que hormigas. Silfried, la guardiana personal de la hechicera, se adelanta alzando su mandoble hacia él, con un rugido que resuena a través de su yelmo de metal. Y de nuevo, ese cálido y escalofriante eco en su cabeza, esa voz que nunca le abandonará:
- A por ellos, gatito...

El cuero cruje bajo la presión de unos músculos que se hinchan y contraen muy encima de sus límites, las garras de sus manos crecen y se acentúan, disparadas, el ronco rugido feral hace vibrar cada columnata de la estancia, y la blanca piel se torna de un negro tan puro como el de la misma noche que a todos domina. Salta por encima de la guardiana, despedido en un proyectil mas rápido que la vista, fijo en su suicida objetivo, incapaz de ver nada mas. Empuja a una de las acólitas, que cae casi partida en dos al otro lado de la sala tras golpear contra la pared. Hay poca diferencia entre empujar y cortar cuando se trata de espadas. Se encoge acumulando tensión, al tiempo que la última línea del hechizo es cantada, y todo el poder se acumula en el leviatán que dirige la ceremonia. Siente el agudísimo dolor cuando la Guardiana traza una larga línea roja en su espalda con el mandoble. La sangre sale despedida en todas direcciones, algunas lentas gotas pasan volando por encima de su hombro oscuras, perfectamente redondas, desenfocando todo lo demás, haciéndole venirse abajo, antes de ir a bañar los labios de la mujer que flota a escasos tres metros de él.

El calor se desparrama desde dentro como una burbuja recién reventada, inundándolo de ese abrumador ardor que finalmente se ha liberado del todo, llevándose todas las demás sensaciones, que se presentan absurdamente débiles ante la febril marea que tanto tiempo llevaba contenida. El dolor desaparece, la sangre escapa en ríos que bajan por su piel, lamiendo el negro terciopelo que nace entre el crujir de huesos que se deforman, para ir a besar el siempre amante suelo. Y la aberración nacida como Aldarion salta hacia su objetivo, despedido con una fuerza que no es de este mundo. Una explosión de luz ilumina el lugar cuando las armas chocan contra la magia en bruto que rodea a la que un día fuera una bella mujer, todo parece temblar en el choque de fuerzas descomunal, que parece querer mandar al traste la realidad entera. Pero no hay rendición posible, no hay debilidad, ni cansancio... Todo tiene que acabar aquí. Las armas estallan en pedazos, desintegrándose, fundiéndose ante la mágica y antinatural tensión. Pero por un corto instante, por una fracción de segundo, una brecha se abre en la capa de poder... y una negra garra atraviesa el blanco y perfecto pecho de la Hechicera.

Luz. Ni un sonido, ni un temblor. Sólo luz, y la sensación de estar siendo desmembrado lentamente, y volviendo a ser recompuesto. Una y mil veces, desgarro y soledad. Sólo luz, y después, la oscuridad.

Cuando abre los ojos, cree estar muerto. Pero no hay sangre a su alrededor, no hay heridas. Intenta levantarse, no puede. Terriblemente débil. No sabe cuanto tiempo ha pasado, pero ni siquiera el infierno puede oler tan espantosamente mal... Basura por todos sitios, escombros... Y un cielo de metal.

Suna



Nombre: Suna
Categoria: Sombra
Edad: 20 años
Nivel: 4


Descripción: Esta muchacha de escasos 20 años de edad tiene una mirada fría, sus amarillos ojos están totalmente carentes de cualquier tipo de sentimiento. Una sola de sus miradas podría congelar al más cálido corazón y desilusionar al más osado. Una larga y blanca melena descansa sobre su hombro como si de una tranquila y dormida cascada se tratara.
De movimientos gráciles, casi gatunos, y sumamente calculados, aparentemente jamás da un paso si es que no es preciso darlo. Callada siempre, casi ausente, pero siempre atenta a lo que sucede a su alrededor.

Historia: Abrió los ojos, no sabía dónde estaba pero lo que más le preocupaba: no sabía quién era, ni como se llamaba. Solo una cosa tenia clara la cabeza le dolía como si miles de tambores sonaran en su interior. Miró a su alrededor para intentar ubicarse, nada; seguía sin saber donde estaba. Parecía un puente bajo una autopista, o alguna vía del tren. A su alrededor algunos bidones de metal ardían calentando con su fuego a pequeños grupos de indigentes. Contorneó un poco más la cabeza, intentando reconocer toda la zona. Un llamativo grafiti de colores vivos que iban del rojo al violeta acaparó su atención, “Suna” ponía es esa obra de arte realizada a golpe de spray.
Era una noche fría y húmeda, hacia poco que había llovido, prueba de ello eras los charcos que se agolpaban por doquier en el suelo. El frio logro abrirse paso por su piel hasta llegar a calar en lo más profano de sus huesos. Muy a su pesar decidió acercarse a uno de esos grupos de mendigos. El hedor que emanaban esos sin techo era más insoportable a cada paso que daba, pero por alguna razón que desconocía no sentía la necesidad de expresar esa desagradable sensación, simplemente se limitaba a acercarse a la candela que le proporcionaría el calor suficiente para sobrevivir al menos esa noche.
Los mendigos la miraron sorprendidos, hacía mucho tiempo que no tenían delante de ellos a una jovencita y bien por el lívido que ya tenían olvidado o bien por el alcohol que corría por su sangre, miles de groserías salieron de sus bocas. Ella extendió sus manos para acercarlas al fuego, no sabía porque, no lo comprendía pero la verdad es que aun y entendiendo todo lo que le estaban diciendo esos hombres, no sentía ni enfado ni asco, era como si estuviera vacía ,y la verdad es que no le importaba.
Una voz atronadora mandó callar a los mendigos. Esa voz salía de un punto oscuro y tenebroso. La muchacha no había advertido que allí hubiera nadie. Entre las sombras una figura se alzó. Era un hombre de gran envergadura y corpulencia, que por sus vestimentas claramente se trataba de otro mendigo, pero por como lo miraban sus compañeros estaba claro que no era un hombre normal.
- ¿Como te llamas?- le dijo el gigantón a la muchacha.
Una pregunta fácil de responder en condiciones normales. Pero no se acordaba de eso que llamamos nombre, una cosa que nos parece insignificante hasta que lo perdemos. Recabó en su memoria para llegar a poder responder la pregunta, más, sus recuerdos no llegaban más allá de cuando abrió los ojos debajo de ese puente. Algo tenía que responder, algo tenía que decir. Fue entonces cuando vio en s mente ese grafiti que le había llamado tanto la atención por su colorido.
- Suna –dijo finalmente.
- Bienvenida Suna, este fuego es tu fuego –dijo el hombretón mientras retornaba a su rincón oscuro.
Suna asintió y retornó a posar las manos sobre el fuego. De repente la calma interior que sentía fue quebrada y un amplio dolor invadió todo su espinazo. Sus amarillos ojos empezaron a brillar con luz propia, sentía como perdía el control de su cuerpo. Los mendigos empezaron a asustarse y a mirarse entre ellos mitad sorprendidos mitad aterrorizados. Suna abrió la boca y un ensordecedor y estridente maullido salió.
Una figura miraba desde lejos como la muchacha descuartizaba sin cuartel a todos esos mendigos sin que le pudieran presentar resistencia alguna, ni siquiera el más grande de todos. Tras suspirar el lejano observador se giró haciendo voltear su capa d forma teatral y puso rumbo hacia algún sitio, poco le importaba donde, mientras fuera lejos de esa carnicería.
Mientras andaba no hacia más que pensar en esa muchacha de pelo blanco. Quizás lo que hacían con esas niñas no era muy ético, pero cuando salía bien sin duda los resultados eran increíbles.
Muchas eras las cofradías de ladrones que moraban en la ciudad, no existía una guerra abierta entre ellas, más si una sana rivalidad de saber quien tenía a los mejores miembros entre sus filas. Es por eso que se decidieron a realizar una serie de experimentos para buscar el ladrón perfecto.
El último y más espectacular de estos experimentos fue el resultado de Suna. Bueno mejor dicho, pensó él, es un error de cálculos, los científicos creyeron que esa muchacha podría soportar la esencia de ese demonio gato en su interior. Otras ya lo habían asimilado y controlado por completo, adquiriendo aptitudes que superan ampliamente a las de os humanos normales. Pero siempre existe la posibilidad de un fallo. Y así fue, la joven de blanca cabellera fue incapaz de absorber a demonio siendo ella la controlada. Ese ser infernal mora ahora en su interior y sale siempre que le place para realizar atrocidades como las de ese puente.
Temerosos de la muchacha, decidieron borrarle la memoria por completo y abandonarla a su suerte. Que sea el mundo quien se encargue de ella. ¿Irresponsables? Quizás, pero qué más da. Cansado de pensar en esos asuntos decidió que no hay nada mejor para olvidar que un buen trago de sake caliente.

Soul Bound



La Historia de los Soul Bound se remonta a la construccion de la actual Midgar, por los llamados Arquitectos un pequeño clan de hombres que tenian la capacidad de crear y moldear el acero a la hora de crear los grandes muros de Midgar.

Por desgracia como otros tantos clanes que ya ni siquiera se recuerdan, los Arquitectos fueron destruidos por los clanes mayores para asi demostrar su dominio o simplemente por erradicar futuras amenazas.

Pero con el tiempo la radiacion que les otorgo su poder evoluciono contaminando a otros con otros poderes diferentes. Pero por seguridad y para sobrevivir en Midgar a diferencia de sus predecesores decidieron permanecer ocultos utilizando su poder de metamorfismo.

La mayor peculiaridad de este clan es que se “alimentan” de la corriente vital, convirtiendola en energia pura, tal y como hacen los reactores de Midgar, lo cual hace que mucha clanes los intenten capturar para experimentar con ellos. Ya que uno solo de estos individuos despues de haberse alimentado puede llega a dar energia para todo un sector durante dias.

Despues de los ultimos conflictos en la ciudad el numero de inviduos considerados de este clan ha aumentado exponencialmente despues de que la influencia de los clanes mayores ha decaido.

Actualmente los Soul Bound se consideran independientes, aunque algunos de sus miembros colaboran para el Circulo Interior o para el Tao.





Habilidades:

- Advertir (Per)
- Buscar (Per)
- Cerrajeria (Des)
- Ciencia (Int)
- Conducir (Des)
- Electronica: (Int)
- Esconderse (Des)
- Informatica (Int)
- Mecanica (Int)
- Medicina (Int)
- Reunir Informacion (Car)
- Sigilo (Des)


Ventajas:

- Metamorfosis: El personaje puede transformarse en cualquier objeto que conozca perfectamente. Para ello necesitara tener suficientes rangos en la habilidad necesaria para tener el conocimieto suficiente para la transformacion. Los objetos en los que se transforma el personaje obtienen un +1 por nivel del personaje, para aquellos que los utilice. Pero el personaje no puede “utilizarse” a si mismo. Los objetos que crea el personaje funcionan con la propia energia del personaje.

- Dos almas y un guerrero: En el proceso de creacion de ficha el personaje escoge un arma, el personaje puede transformarse en ese arma +1 por nivel, ademas de añadir un dado extra por nivel del personaje

- Proteger: Estando transformado en arma aquel que le este empuñando obtiene un bonificador a la CA de la destreza del personaje mas su nivel. Ademas en cualquier momento el personaje puede transformarse en humano para recibir un golpe que fuera dirigido a su portador. Siempre que el personaje transformado en arma sufra un punto de rotura, pierde un tercio de su vida.

- Resonancia de Almas: Si el personaje yaquel que le empuñe son del mismo nivel, y no tienen alineamientos diferentes, cuando luchen juntos haran doble daño.

- Vision de Almas: Los Soul Bound es el clan que mas conocimiento de la corriente vital tienen, mas incluso que los demonios que son capaces de moldearla. Los Soul Bound pueden ver en cualquier momento cualquiera movimiento de la Corriente de Almas e incluso su voz. Con esta vision al personaje le es mas facil encontrar nodos de corriente vital para alimentarse. Ademas esta vision le permite ver el alma de cualquier persona calculando asi aproximadamente su nivel y su maldad o bondad dependiendo del color.

- Energia Pura: Siempre que un monstruo de gran tamaño muere abre una fisura en la corriente vital, y es una de las oportunidades para que el personaje pueda alimentarse. Cuando el personaje se haya alimentado de 100 monstruos que hayan abierto la corriente vital evoluciona y cuando se transforma en arma su filo se transforma en mortal y su cuerpo emana energia permanentemente. En ese estado de gracia que es el objetivo de cualquier Bound el personaje pasa a ser inmune a cualquier tipo de daño fisico, y simplemente con desearlo puede hacer funcionar cualquier cantidad de objetos sin necesidad de ningun tipo de energia salvo la suya.





Equipo:

Ropa
Movil
500 Dolares
Cartera
Ropa Reforzada +1 AC

sábado, 29 de noviembre de 2008

Skarin








Nombre: Skarin
Categoria: Fenris
Edad: 21 años
Nivel: 8

Vincent






Nombre: Vincent Delacroix
Categoria: Mutante/Haunter/Asesino
Edad: 102 años (20 años Aparentes)
Nivel: 6 (Retirado)

Shun







Nombre: Shun Iuchi "Last Blade"
Categoria: Ronin
Edad: 26 años
Nivel: 9

Devir





Nombre: Devir Baerun
Categoria: Ishtar
Edad: 25 años
Nivel: 6

XIII



Nombre: Train Hearthnet "XIII"
Categoria: Asesino
Edad: 21 años
Nivel: 11




Trigger



Nombre: Max Smeison "Trigger"
Categoria: Tahures Negros
Edad: 23 años
Nivel: 9 (En la carcel 10 sesiones)

Karin / Velvet



Nombre: Karin / Velvet (Doble Personalidad)
Categoria: Ishtar/Ashrim/Satanica
Edad: 18 años
Nivel: 5 (Retirado)

martes, 18 de noviembre de 2008

Gregor




Nombre: Gregor Domus
Categoria: Demonio
Edad: 41 años
Nivel: 1

Laharl



Nombre: Laharl
Categoria: Shinigami
Edad: 20 años
Nivel: 1

Rubi



Nombre: Rubi
Categoria: Matadragones
Edad: 19 años
Nivel: 5

Gambito




Nombre: Gambito
Categoria: Mutante
Edad: 24 años
Nivel: 1

lunes, 17 de noviembre de 2008

Galatea





Nombre: Galatea Isawa "Ojos de Gata" V
Raza: Nephilim Daimah
Procedente de: Beyond Fantasy Anima
Nivel: 9 Epico *Campaña Especial de Legends*

Toshi




Nombre: Toshi Isawa
Procedente de: La Leyenda de los 5 Anillos
Raza: Humano
Nivel: 9 Epico *Campaña Especial de Legends

Order



Nombre: Order Exterminius
Categoria: Tahures Negros
Edad: 32 años
Nivel: 5 (Retirado)

Kunimitsu



Nombre: Kunimitsu Togara
Categoria: Ronin/Sombra
Edad: 19 años
Nivel: 1

Gena Fae



Nombre: Gena Fae "Cielo Roto"
Categoria: Drakai
Edad: 20 años
Nivel: 5

Desde que ella murio, me replantee
mi camino, ya no volveriamos a luchar
juntos contra la torre...

Decidi subir a la superficie y
demostrarles a todos que, lo que en
antaño fue uno de los 7 clanes,
volvera a su lugar...

Recuperare lo que es nuestro.
Dejare a mi gente donde se merece.
Somos menos, pero mas fuertes.
Pues yo, Gena Fae pienso vengarme
de todos y cada uno de ellos y no
parare hasta que uno de los dos
vierta su ultima gota de sangre.

Zero




Nombre: Zero Strike
Categoria: Tahures Negros
Edad: 18 años
Nivel: 3 (Muerto)

Helena



Nombre: Helena Giovanni
Categoria: Vodacce
Edad: 25 años
Nivel: 3 (Muerta)

sábado, 15 de noviembre de 2008

Irina



Nombre: Irina
Categoria: Sucubo
Edad: 20 años
Nivel: 1

Istar








Nombre: Istar Lorian "Flecha de Plata"
Raza: Humano
Procedente de : Los Reinos Jovenes "Elric"
Nivel: 9 Epico *Campaña Especial de Legends*

Lucius




Nombre: Lucius Raven
Categoria: Fenris
Edad: 23 años
Nivel: 2 (Muerto)

Diana




Nombre: Diana "As de Picas"
Categoria: Asesina
Edad: 20 años
Nivel: 2 (Muerta)

martes, 11 de noviembre de 2008

Chocolate



Nombre: Cris Keigh "Chocolate"
Categoria: Kriegericht
Edad: 18 años
Nivel: 1 (Muerta)

Yuki



Nombre: Yuki Cross
Categoria: Vampiro
Edad: 23
Nivel: 1

Lucrecia



Nombre: Lucrecia Valestierre
Categoria: Vampira
Edad: 102 años (20 años aparentes)
Nivel: Epico (Ha superado el nivel 20)